miércoles, 29 de septiembre de 2010

CHAU CARTHOUN

El martes 14 despues de comprar una maquina de fotos party rumbo a WADIALFA eran las 4 de la tarde y tenia que cruzar el desierto casi 1000km , tenia decidido viajar toda la noche no solo por el calor que pasaba los 40grados queria alcansar el ferry que cruza la represa de ASHUAN unica manera de entrar a EGIPTO desde SUDAN y parte todos los miercoles por la tarde.Tome la ruta del decierto desde el km 0 pasando OBURDAM viaje hasta la 2HS y descanse en una gasolinera vajo el cielo del decierto hasta las 6hs que volvi a partir ya teneiendo a mi isquireda el rio NILO que me acompana .Viaje toda la manana hasta WADIALFA YA eran la 12hs y habia recorrido 1000km ,con ganas de ver el barco que me llevaria a EGIPTO pero no estaba no vino esta semana por la fiesta del RAMADAN y quede varado en el medio del desierto esperando un barco que vendra dentro de una semana . Despues de tratar de entender la situacion con la gente de la empresa naviera que hablaba arabe ,aparecio alguien en una moto me pidio que lo siguiera entre senas me llevo a un hotel donde me encontre con un ARGENTINO NICOLAS que habla ingles y me explico el problema de que no habia barco ni camino alternativo ni otro remedio que esperar , estaba acompanado por un polaco y un frances que habia conocido en el camino desde SUDAFRICA y me quede con ellos formando un cuarteto de viajeros Pasamos la semana con buena onda en un pueblo del desierto que no hay casi nada y negociando la venta de la moto con los arabes que no son faciles para los negocios .YO sabia que no podia entrar la moto a EGIPTO por la papeleria que pedian y en el momento final que subiamos al barco negocie con los arabes el precio que me parecio aceptable y quedo la moto en el puerto con su nuevo dueno ,me separe de ella despues de mas de 16000km por el africa la voy a extranar pero bue esto es asi....SPRINTERCAP EDUARDO

lunes, 13 de septiembre de 2010

AQUI KHARTOUN

Después de varias semanas sin escribir y recuperado de la visicitudes del viaje que se complicó en el final de CENTRO AFRICA, ya contado a través de mi hermana, y con una visión diferente de las cosas de la vida, me encuentro en Khartoun cap del SUDAN en una iglesia komboniana, muy cómodo, ellos me dieron una ayuda muy grande al hacerme un lugar en su casa que esta en pleno centro. Hoy me dieron la visa de EGIPTO y a la espera de solucionar el arreglo de mi camara de fotos espero partir rumbo ala frontera con EGIPTO unos 900km desde aqui por desierto el próximo miercoles EDUARDO SPRINTERCAP 13-9-10

jueves, 9 de septiembre de 2010

Juba, Sudan, 2 de septiembre de 2010

Africa según los ojos de mí hermano.
Por Clarisa Caraballo
Juba, Sudan, 2 de septiembre de 2010
Pasaron más de dieciocho días sin tener noticias de Eduardo. Finalmente supimos que luego de salir de Bangassau estuvo un día en una misión en Obo y luego siguió solo a Mambutti, que es el último puesto policial de R. Centroafricana antes de pasar a Sudán. Faltando tres kms para llegar a Mambutti se quedó sin nafta, dejó la moto en una choza abandonada y caminó hasta llegar a dicho puesto. Aparentemente la policía lo estaba esperando porque tenían notificada su salida desde Obo. Mi hermano durmió en ese puesto, junto con los soldados ugandeses y en la mañana, luego que consiguiera nafta, fue a buscar su moto que la encontró custodiada por esos soldados. De allí quedaban sólo cien km para alcanzar Sudán pero se hicieron eternos. Le dijeron que los caminos eran transitables pero estaban destruidos, sobre todo por la lluvia y el paso de los camiones militares que tienen cubiertas de un metro de altura, dejando huellas en el terreno de esa medida, llenas de agua. Se cayó más de cien veces de la moto en este recorrido, que es custodiado casi exclusivamente por soldados de Uganda. Estos últimos cien kilómetros previos a la frontera, le llevaron a Eduardo, cuatro días recorrerlos. Allí se cruzó con los cazadores de mono y convivió con ellos durante tres días y gracias a ellos sobrevivió. Estuvo todo un día sin ingerir bebida hasta que encontró un arroyo con agua que estaba algo turbia y que sin embargo le pareció un elixir. También sufrió un ataque de abejas africanas y comió hormigas y mono, cuyos riñones le parecieron más deliciosos que los de vaca. La selva lo puso a prueba y dice que ya es africano porque ese continente lo adoptó como hijo. Aún hoy tiene el recuerdo del olor a pelo de mono impregnado en la nariz.
Cuando ingreso en Juba, capital sur en Sudán, los soldados a cargo, lo revisaron hasta el último papel. Estos no tenían la fraternidad de los colegas ugandeses, por el contrario, se mostraron muy hostiles y desconfiados. Toda persona blanca en Sudan es casi un enemigo. Eduardo fue interpelado por siete oficiales durante varias horas y luego dos soldados viajaron junto con él hasta el próximo cuartel a 50 km. del primero. Allí, los oficiales fueron a buscar al vicario de la Archidiócesis de Juba, que ayudo a traducir y explicar lo que decía mi hermano. Finalmente los oficiales lo dejaron libre, a cargo del cura, debiendo volver al día siguiente para una nueva ronda de preguntas.
Las últimas noticias que tuve de mi hermano era que seguía en la misión en Juba, esperando que un avión de carga, (con capacidad para subir la moto), lo llevará a Jartum, la capital de Sudan, un lugar de contrastes: donde se une el Nilo Blanco con el Nilo Azul, y la puerta entre el África Negra y el Norte Árabe.
Desde Juba a Jartum son aproximadamente 1200 kms, (quinientos de floresta y el resto desierto). Los antiguos caminos fueron destruidos durante las guerras civiles que azotaron la zona. Además la larga época de lluvias característica de la zona (que va de marzo a octubre) complican los tiempos para realizar los arreglos. Solo se rehicieron las carreteras hacia Uganda, donde muchos sudaneses habían emigrado con la guerra y gracias a esto, pudieron regresar a su hogar.
Si en dos días no llegaba un avión que lo acerque a Jartum, una segunda opción, es que partiría con su moto por un nuevo camino que había descubierto: Una vieja carretera usada por los camiones.
Los próximos objetivos de mi hermano antes de regresar serán: conocer Egipto y luego cruzar a Europa, para visitar Piamonte, norte de Italia, lugar donde nacieron nuestros abuelos paternos y donde se crío nuestro padre. Quizás para traer los retazos de la historia que quedaron separados por el mar y continuar dando puntadas a la trama de su propia historia que la vida le está tejiendo.

Nota de la autora: Siendo vegetariana, envío una bendición y agradecimiento a esos monos que alimentaron a mi hermano y pido perdón al reino animal por los hombres que aún cazan, sin juzgar sus actos.

Bangassou, Republica Centroafricana, 18 de agosto de 2010

Africa según los ojos de mí hermano.
Por Clarisa Caraballo

Bangassou, Republica Centroafricana, 18 de agosto de 2010
Después de algunas semanas de no tener noticias de mi hermano, finalmente supe de él. Llegó a Bangassou, un pueblo que está a 600km del límite con Sudan, que no posee agua, ni cloacas ni luz. La pobreza de este sitio es impactante, los aldeanos no tienen nada, salvo las plantaciones de mandioca, que es de lo que viven. Las que trabajan son las mujeres y los niños. La mayoría de los hombres, en cambio beben whisky y vodka que se compran en sachets como si fueran envases de champúes Mi hermano está parando en la Diócesis de Bangassou, una entidad católica, que posee lujos exóticos para la zona: grupo electrógeno, baterías solares e internet. Está ubicada en el medio de la selva y es dirigida desde hace treinta años, por un obispo español. También hay dos monjas médicas argentinas, un cura hondureño y otro chileno. A esta misión católica, para mantenerse, les envían cuatro/cinco containers con productos y alimentos por año, además están provistos de ocho vehículos tipo 4 x 4. En este alejado sitio parece que la misión es lo único que funciona y a mi hermano, le recuerda mucho al colegio Don Bosco en su forma edilicia y a la película homónima. Por el equivalente a $ 60 (argentinos) por día se hospeda en una habitación, con servicio de desayuno, almuerzo y cena. La comida es rica y abundante, generalmente española, a base de guisos y carne con legumbres, donde nunca falta el postre. El desayuno es muy abundante, a base de pan tipo lactal casero con manteca y miel. Se siente un rey, en un palacio que se infiltra en el medio de la selva y en un tiempo detenido, a la espera de poder continuar el viaje. Las lluvias, el barro y los peligros que acechan para llegar a la frontera no permiten por el momento, que la aventura continúe. En la selva están escondidos los “Tongo Tongo”, que en Sogo (dialecto africano) significa “caminar durante todo el día, mañana y tarde”. Así denominan los lugareños despectivamente, a los militares rebeldes ugandeses (denominados también capas) que se escaparon con armamento y que son perseguidos por la milicia oficial. Se dice que los “Tongo Tongo” son los más salvajes del planeta, que roban y matan y que hace unos meses tomaron una población y una misión. También, que faltan unas doscientas personas de los poblados. Debido al obispo de la diócesis, que se movilizó a nivel mundial, donde intervino EE.UU, y que junto con los militares de la zona, lograran diezmar a los “Tongo Tongo”. Sin embargo, varios de ellos, todavía se encuentran escondidos en la selva, sembrando el miedo.
Mi hermano mañana parte a Semio con su moto, donde se encuentra otra misión católica. Son doscientos kms. a lo largo y ancho de la selva, en donde abunda el barro y el agua y donde no hay asfalto ni ruta, sólo algunas chozas. Esta vez no va solo, sino custodiado por un convoy (grupo de camionetas con militares) y ángeles negros.

Bangui, Republica Centroafricana, 23 de julio de 2010

Africa según los ojos de mí hermano.
Por Clarisa Caraballo

Bangui, Republica Centroafricana, 23 de julio de 2010
Vengo escuchando hablar del Africa Negra desde que mi hermano dejó Marruecos, único país hasta ahora de su recorrido, que tiene alguna que otra semejanza con nuestra cultura. A partir de allí, todo se tornó diferente y ajeno, adentrándose en lo que él denomina “El Africa Negra”. Cruzando el Sahara Occidental, a bordo de su moto Gialing, donde la patente lleva colgada una bandera color celeste y blanca, mi hermano atravesó Mauritania, Senegal, Mali, Burkina Faso, Benín, Nigeria, Camerún, hasta llegar al punto medio del Continente: Republica Centroafricana. Aquí se vivencia la verdadera Africa, misteriosa e inalcanzable. Un lugar al que Dios parece haberse olvidado de su existencia o de lo contrario, lo haya convertido en su morada, a salvo de la civilización.
Esta tierra habitada por hombres en estado salvaje y con las pieles más oscuras que se pudieran haberse observado, sus hábitos y sus costumbres se parecen a las del Planeta de los Simios, la película de los Setenta, dirigida por Franklin Schaffner. Aquí la vida pareciera no tener valor o quizás, como no comprendemos sus creencias, no alcanzamos a entender sus reglas y su cultura. Hombres y mujeres cuya expectativa de vida no llega a los cincuenta y cinco años, andan con su paludismo a cuestas, entre una multitud de desvalidos que fueron afectados por la polio. Un lugar donde todo tiene valor comercial y cualquier mercancía puede venderse o comprarse, ya sea material, animal o humana. Todo ser vivo es pasible de ser cazado para luego degustarse en una cena, que podría ser la última. Aquí hay que simular valentía y esconder el miedo porque cualquiera puede convertirse en presa. Es increíble que no se vean animales en esta parte de Africa. Solamente están sus pieles exhibidas en ferias o sus carnes convertidas en guiso al paso. Los que aún mantienen vida, posiblemente están en manos de las mafias del tráfico. Obviamente no hay perros ni gatos vagabundos, en su lugar habitan estos seres salvajes, que ambulan rebuscándoselas para sobrevivir.
Mi hermano siente miedo aunque también curiosidad por desentrañar este continente tan difícil de digerir y comprender. Las pastillas que previenen el paludismo evitan vivenciar la enfermedad pero no sus molestos síntomas. Por momentos “el Africa Negra” resulta tan oscura y pesada, quizás porque nos conecta con nuestro propio salvajismo, con nuestras sombras y nuestra prehistoria. El no me ha hablado aún de la selva, de la riqueza vegetal que inunda la tierra, del Edén verde que mi mente imagina. Sin embargo, me cuenta que la tierra está llena de minerales preciosos y que el oro está al alcance de las manos de los más vivos, que terminan vendiendo diamantes en las esquinas.
De alguna manera acompaño a mi hermano en este viaje. Su destino ha sido y sigue siendo muy criticado, pero yo respeto la inquietud de su alma que recorre las estepas del Africa profunda.
En Bangui, Capital de la Republica Centroafricana, él espera, pernoctando en un iglesia que también funciona como hotel, la autorización de su visa para entrar a Sudan, a 1500 km de allí y que recorrerá por una carretera de barro. Son épocas de lluvia pero el sol siempre sale en este Continente.
A mi hermano se le mojo la netbook y la cámara no le funciona. A partir de aqui voy a tratar de escribir lo que él me transmite en el msn. Clarisa Caraballo